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José Luis Rico Carrillo 

(Ciudad Juárez, 1987) 

Poeta, traductor. Ha publicado libros de poesía y traducido a autores del inglés, francés y finlandés al español. Becario del Centro de Fomento Artístico de Finlandia (TAIKE), de la Escuela de Posgrado de la Universidad de Nueva York (GSAS), de la FLM, el FONCA y el PECDA en México. Qué tan lejos, su primer largometraje como guionista, debutó en 2020. Ahora prepara una antología de la poesía de Mariela Dreyfus y un compendio de narcocorridos en traducción al inglés. 

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Síncopa

Olor a cuerpo, planicie de adoquines, la barriada. Han venido los hermanos mortíferos mayores a plantar bocinas. Estrobos y cañas de millo. Yo quería. Mi amá me había enseñado allá en el rancho. Gaitas y láseres. Horas en las tardes desérticas. Esta era la metrópolis. Quería abrir la pista. Salen los más jóvenes. Era la barriada. Todas las amarguras del año. Series de luces. Salen los bodrios. La callejeada. Bigotes y mallas. Arroz y frutas. Vulcanizadores. Todos los torsos. Peonzas, deudas, buriles de aire. Hojalateros. Todas las hernias de la noche. Godines. Me respaldaba el barrio, pensé. Meseros. Carpinteros. Impresores. Descenso desde la azotea. Saqué a Alma, la amiga de Mariana, a bailar. El manto, el menisco, cañaverales y amazonias, recambio de manos, caderas sentidas, tornamesas, ecualizadores, senos expresados. Cocineras comuneras. Decir requiebros al oído. Ambulantaje. Bailé mis giros pastoriles. Los güiros se desgañitan. Desde Cali. Aplaudieron porque abríamos. Arribo desde las inmediaciones. Peinados agónicos. Tornillos sueltos. Mis quebradas chichimecas. Taconazos de la aldea. Me midieron el agua. El tacón se desangra. Mucha risa. Diademas perdidas. Traiciones. Redobles. El Seguro Social. Multicontactos atiborrados. Barranquilla. “Cómo se nota, querido maestro, que en el norte no bailan.” Ropa de trabajo. Calentura. Tiples. Granaderos. Talabarteros. Taxistas. Hice un berrinche. Guaguancó. Me fui emperrado. Manchas de yeso. Candomblé. Piernicortos. Fachas. Fajes. Juré que me amarían. Cochambre, pudor, sudor bajo los acordeones, bajo cenitales rojos. Korgs, arrimones, Moogs, bulbos sobre los tendederos. Bailar con los jarochos. Agarrones de clavículas despiertas, velas de los negros, rótulas que giran. Entrenar con los jarochos. Empiernes. Horquillas. La ciática. Jolgorios solitarios. Lecciones de baile en la peda. Cali. Agüita. Medellín. Falsetes. Ir de a poco. Piernitendidos. Vocoders. Refilones. Cochinadas. Carteras perdidas. Domeñar a los chilangos.  Atascarse donde hay lodo. Extenuación de muslos, plétora de huesos de cadera. Ponerle. Pastelearse. Atascarse en la pollera colorá. De Tierra de Fuego hasta Oakland. Una tras otra, las trompetas se cubren de propelas. Monterrey. Borrachazos, borrachales, borrachadas. Neza. Ella me ligó. Pátina. Meneo. Cachete con cachete, dando lástimas. Los erizos se despiden y echan pestes. Los hermanos mortíferos se embolsan un jazmín. Niños duermen en sillas alineadas. Ceniceros que engullen la mañana.

(Inédito)

Luces frías de diamantes / That’s all right with me

En 1984 Madonna lanza “Material Girl”, segundo sencillo de Like a Virgin. (Del lat. limitrŏphus) Una noche de 1990 que no dejó ver ni las estrellas ni la nata viperina del Valle de México. Limítrofe = confinante. Esta pista y la epónima del disco la sitúan en el trono de oro esculpido de las siguientes décadas. Limítrofe = aledaño. Alejandra Guzmán revienta un estadio de fans que por primera vez en vivo en la historia de la historia de este alambre de púas que es la patria. Confinante = que confina = que destierra a alguien, señalándole una residencia obligatoria.  “Ten cuidado con el corazón”, lanzallamas musicales. Confinar = lindar = estar contiguo.  Eternamente bella, publicado ese mismo año. Y Madonna, espiga de tantalio, dándole la vuelta al mundo. Y Alejandra como un aguijón de piedras a todo lo ancho de la estepa sudamericana. Dicho de una tierra: que linda con un pueblo o campo o Mundo Material en que vivimos y accesorio de rubíes. Aire casi irrespirable, droning voices, limítrofe: mitad hombre con mujer. (Del lat. adlatanĕus) Y Madonna que ama diamantes misantrópicos en el centro de una nuez. Y Alejandra que vomita aves del paraíso en pleno concierto. Y Mister Right que anda por la Colonia Obrera y se rompe los puños en una estribación del Pedregal. Power-sanding me until there’s nothing left. Power-sanding us until there’s nothing left. Power-sanding was until there’s nothing left. Y ustedes, tiernos querubines. Ahí nomás brincando el charco, la Arena México, recaladero de ángeles. Y Sor Juana, en un billullo de tres dólares, tenía colmillo. Los niños aprendieron a rezar.

(Inédito)
 

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